
Los Latentes son seres del universo de Dark Souls que se dieron a conocer en el último título de la saga. Es la "raza" a la cual pertenecen el Ser de la ceniza y otros personajes conocidos.
Historia[]
En los incontables ciclos de luz y oscuridad, cuando la Llama original estaba a punto de consumirse y la llegada de la Edad Oscura al mundo era inminente, siempre surgía un no muerto muy poderoso que se sacrificaba para enlazar el fuego y así perpetuar la llama durante, al menos, un ciclo más. Este ser se convertía así en un Señor de la Ceniza.
Sin embargo, existieron seres que también intentaron enlazar el fuego, pero su alma no era lo suficientemente poderosa y acabaron siendo consumidos sin conseguir avivar la Llama.
En el último ciclo, cuando la llama estaba apunto de apagarse y la Edad Oscura amenazaba con su llegada, antiguos Señores de la Ceniza fueron levantados de nuevo para volver a utilizar su poder y perpetuar la Edad de Fuego. Sin embargo todos estos Señores, excepto uno, se negaron a volver a sacrificarse, por lo que partieron a sus respectivos hogares ignorando la misión que debían cumplir debido a su naturaleza y poder.
Como acto desesperado, al ver que los Señores no enlazarían el fuego otra vez, se requirió a los Latentes para llevar a cabo la tarea de encontrar a los Señores de la Ceniza y obligarlos a volver a sus respectivos tronos.
Descripción[]
Los Latentes son seres que fueron alzados de nuevo a partir de sus propias cenizas. Ellos intentaron enlazar la llama en sus respectivos ciclos, pero sus almas carecían del poder suficiente que el fuego necesita y fueron consumidos, siendo su sacrificio totalmente inútil puesto que acabaron reducidos a cenizas.
Un Latente sigue siendo un no muerto puesto que aún poseen la Señal oscura que puede llegar a convertirlos en Huecos. Sin embargo, en lugar de consumir Humanidad o Efigies humanas para mantener su cordura, ellos necesitan consumir Ascuas, pequeños fragmentos de fuego, para subsistir. Las Ascuas les otorgan vida y poder, puesto que los Latentes carecen del calor que arde en el interior de los antiguos campeones.
Gracias a estas Ascuas un Latente se hace más poderoso mientras el fuego arda en su interior. Además pueden invocar a Latentes de otros mundos para que los ayuden en su misión mediante sus marcas de invocación. Un Latente en llamas también puede atraer a invasores oscuros de otros mundos, puesto que los buscadores de Ascuas ansían su poder y harán lo necesario para conseguirlo.
Cuando un Latente muere derrotado puede volver a levantarse por su condición de no muerto, pero necesita volver a consumir Ascuas para recuperar su poder.
Latentes conocidos[]
Los Latentes hicieron su aparición en Dark Souls III, por lo que no existen Latentes, al menos que se sepa, en las anteriores entregas de la saga:
- Ser de la ceniza: El protagonista de la historia.
- Siegward de Catarina: Un caballero de Catarina provisto de una peculiar armadura, con una vieja promesa que cumplir.
- Anri de Astora: Superviviente de la Iglesia de lo Profundo, tiene como objetivo encontrar a Aldrich, el Devoradioses y destruirle.
- Horace el mudo: Compañero inseparable de Anri de Astora, otro superviviente de la Iglesia de lo Profundo.
- Hawkwood el Desertor: Un miembro renegado de la Legión de no muertos que actualmente permanece en el Santuario de Enlace como un caballero alicaído.
- Hermana Friede: Una de las tres fundadoras de la Iglesia Azabache de Londor. Tras fracasar en su misión y volver a levantarse como ceniza, huyó hacia un mundo pintado.
Curiosidades[]
- Algunos no muertos corrientes parecen tenerle cierto respeto o admiración a los Latentes. Esto puede verse como varios personajes se dirigen respetuosamente al Ser de la ceniza cuando se interactúa con ellos durante el juego.
- La Iglesia Azabache de Londor parece buscar a un Latente que se convierta en su nuevo Señor, debido a que los Latentes tienen la capacidad de transformarse en un Señor Oscuro que traiga la Edad Oscura al mundo.
- Cuando se consume un Ascua, el cuerpo de los Latentes se prende en llamas. No obstante, a pesar de que su cuerpo está ardiendo, no son inmunes al daño por fuego de armas o piromancias.