Vendrick

Vendrick
Localización	Cripta de los no muertos
Suelta	Nada
Salud
NJ	11.450
NJ+	14.885
Almas
NJ	90.000
NJ+	180.000
[Plantilla]

"Un verdadero monarca carga con el peso de sus almas. El último rey de esta tierra, el rey Vendrick, como lo llamaban... Reunió la fuerza para gobernar a su pueblo, y cuando los no muertos nacieron, malditos... Reunió más fuerza para hacerles frente. Pero al final, nunca se subió al verdadero trono."

— Nashandra

Vendrick es un personaje y un jefe opcional de Dark Souls II.

Lore

Vendrick fue el primer y último rey de Drangleic. Cuenta con un pasado en su mayor parte difuso. El conocimiento más temprano sobre él data de la creación de Drangleic. Vendrick fundó Drangleic sobre las almas de quienes el Canciller Wellager llama 'los Cuatro Grandes' junto a su hermano mayor, Aldia, y un grupo de guerreros que más tarde serían su guardia real; los conocidos como Jinetes de Dragón. Con su ayuda aplastarían a los antiguos habitantes de esas tierras, allanando el terreno para lo que más tarde se convertiría en Drangleic: un reino erigido tanto sobre las tumbas de esos habitantes como sobre las cenizas de reinos tan antiguos cuyos nombres se perdieron en la historia.

Aunque se desconoce en qué punto sucedió, el Rey Vendrick hizo descubrimientos sobre el alma que lo acercaron a su verdadera esencia. Posiblemente esto permitió la creación, en colaboración con Aldia, de los Caballeros Primigenios y, por otra parte , la manipulación y/o imitación de los Soldados Acorazados, creaciones del Viejo Rey de Hierro.

Esta capacidad de manipular el alma y el gran poder que ello conlleva no parecen ser casualidad. El soberano de Drangleic tenía una cualidad fatal: su codicia. Sin embargo, esta codicia no era aplicada a sí mismo; sino a su ambición de lograr algo imposible. Esto se da a entender en su conversación con el Portador de la Maldición, en el cual se refleja con frecuencia a la hora de hablar. Así, uno de sus diálogos dice: "No soy rey. Soy más apto para ser un bufón... No era consciente de mi propia ceguera. Somos vasos débiles, con almas más débiles. Dejaríamos de lado el apoyo de la vida, sólo para enfrentar mayores dificultades."

El deseo de Vendrick es admitido por él mismo: "Yo también busqué el fuego, una vez. Con fuego, dicen, un verdadero rey puede controlar la maldición". De esto se puede asumir que Vendrick ansiaba superar la Maldición de los No Muertos. Él era un rey, y consideró su deber evitar que llegara a su reino.

Aun así, para superar la maldición hay que comprenderla. Con este fin, Vendrick salió en búsqueda del conocimiento que requería junto a su hermano, Aldia. La conclusión a la que llegaron pareció alterar considerablemente la forma de ver el mundo de los dos hermanos; es justo afirmar que descubrieron que la humanidad estaba irremediablemente atada a la Primera Llama desde que el Señor de la Luz Solar cometió el Primer Pecado, lo que causó la transición de la humanidad a una nueva forma efímera. Es ahí donde entra un dilema para ambos hermanos; si dejar a la luz desvanecerse servía como solución para devolver a la humanidad su forma inicial, ¿Por qué no simplemente dejar a la Primera Llama extinguirse?

Eso es simple, Vendrick no descubrió solo eso. La Maldición volvía al humano mortal, lo ataba al Fuego, pero cuando este moría, y la Oscuridad tomaba el mundo, se volvían inmortales, cosa que se ajusta a la descripción que da Vendrick sobre como volverán los humanos a sus verdaderas formas: "Un día, el fuego se desvanecerá, y la Oscuridad se convertirá en una maldición. Los hombres serán libres de la muerte, abandonados a vagar eternamente. La oscuridad volverá a ser nuestra, y en nuestra verdadera forma... Podemos enterrar las falsas leyendas de antaño..."

Aquí es cuando entra una gran revelación, la Maldición de los No Muertos no vuelve no muertos a los humanos, la Maldición vuelve humanos a la forma original de los hombres. Si los humanos fueran originalmente humanos, entonces no habría una forma verdadera a la cual regresar. A su vez, cuando la Oscuridad cae sobre el mundo, los humanos ahora no muertos, se vuelven inmortales, tal como Vendrick y Aldia describen que es la forma verdadera de los hombres. Esto también da lógica a lo dicho en la descripción del Ascua de la Adversidad: "El fuego está conectado con la maldición. A medida que las llamas se hacen más fuertes, se fortalece también la maldición."

Como resultado, se puede suponer que lo que hace humanos a los humanos, no existía originalmente en los hombres. Esto se sustenta en parte por los diálogos de Aldia. Cuando este nos pregunta por primera vez si deseamos la paz, lo hace después de decirnos que la forma humana es efímera y sin importar que tan exquisito sea, una mentira seguirá siendo una mentira. Esa paz a la que se refiere, es esa forma fugaz. Una vez se sabe esto, el dialogo dado por él en el Santuario del Dragón adquiere significado: "La paz da a los hombres la ilusión de la vida. Encadenados por falsedades, anhelan el amor, sin entender que es una gran ilusión. Hasta que la maldición toca su carne. Estamos atados por su yugo. Igual que la Oscuridad se agita en los hombres. Los hombres confían en la ilusión de la vida. Pero,¿Tan mal está eso? Una construcción, una fachada, y aun así... Un mundo lleno de calidez y esplendor."

Aunque hay que aclarar algo. Los no muertos posiblemente tenían una forma distinta de ver el mundo dada su naturaleza guiada por la Oscuridad, no siendo como los huecos, resultados de que el Signo Oscuro consuma las almas de los humanos. Aunque incluso con esto, la forma humana traía un confort lo suficientemente grande como para que Aldia pensará que no era incorrecto aferrarse a la misma. Lo más probable es que la naturaleza de la forma original de los humanos siguiera la idea de como es la Oscuridad, tranquila y serena, y no la vivacidad de los humanos que conocemos. Algo tan fundamentalmente diferente que simplemente la mayoría de las personas no habrían podido aceptarlo.

A sabiendas de todo esto, el objetivo de Vendrick estaba claro. No se convertiría en un Señor Oscuro y dejaría morir el Fuego, tampoco se volvería un Señor de las Cenizas y avivaría la Llama. Él controlaría a la propia Maldición. Vencería al yugo del destino buscando un camino mas allá de la luz y la Oscuridad. Esta nueva perspectiva cambiaría su modo de ver las cosas. Desde lo más simple como que él rey empezó a mostrarse indiferente ante el poder de los clérigos, como si la imagen de un dios no evocará anda en él después de conocer la verdad. Hasta la primera atrocidad cometida en nombre de controlar a la Maldición.

Un día, proveniente de una tierra lejana, una mujer de belleza sin igual vendría ante el rey, trayendo consigo una advertencia sobre una amenaza inminente a través de los mares: los gigantes. Aunque se sabe que Vendrick cruzó el mar y con esa mujer a su lado derrotó a los gigantes, es posible dudar de las verdaderas intenciones de Vendrick. Esa mujer sería su futura reina: Nashandra. Está tenía una particularidad. Después de muerto Manus, Padre del Abismo, su alma se dividió en diferentes fragmentos que tomaron forma, uno de ellos era Nashandra, la cual tenía por naturaleza la codicia, la obsesión con el deseo a tal punto de ser esclava del mismo.

Su objetivo al ver a Vendrick no era otro que obtener la fuerza de los gigantes. Si se piensa detenidamente, es extraño que Vendrick aceptará tal advertencia. No había pruebas de nada y dado lo lejano de la ubicación de los gigantes, ir y organizar una expedición habría salido poco rentable. Aunque aquí es cuando las propias palabras de Vendrick explicarían la situación: "Soy el rey de este desdichado reino. Yo sometí a los Gigantes, y reclamé su fuerza. Para poder acercarme más al fuego..." El objetivo de Vendrick posiblemente no fuera la guerra preventiva, sino la expectativa de poder acercarse mas al Fuego a través del poder de los gigantes. Nashandra con un fin similar endulzó el oído del Rey Vendrick, quien en su codicia aceptaría la promesa de más poder. Es aquí cuando la faceta de Vendrick como un rey justo y razonable empieza a morir, para ser reemplazada por la de un hombre enfrascado en su objetivo sin importar el costo del mismo.

Una vez el rey Vendrick venció a los gigantes, se apoderó de su poder y creó a los golems, llevándose a su vez consigo un "premio". Ese premio posiblemente era lo que tanto anhelaba Vendrick para poder controlar la Maldición: el Trono del Querer. Un Trono al cual solo se podía acceder con la Afinidad con el Gigante y que permite acceder al Horno de la Primera Llama, esto pues permite acceder a la Primera Llama misma, posiblemente a través de un portal o algo similar a lo que sucedía en Dark Souls 1. La razón por la qué no lo uso es posiblemente debido a la limitante del mismo: heredar el orden del mundo o destruirlo. Cosa a la que Vendrick deseaba superar. A su vez, durante esta campaña, el rey acabaría enamorándose de Nashandra, y en virtud de su nuevo poderío, construiría el Castillo de Drangleic usando a los golems para mostrar su amor a Nashandra.

La ahora reina trajo con su presencia paz a la tierra y al rey, como si fuera la Oscuridad misma. Con este nuevo periodo de paz post-guerra contra los gigantes, se vieron dos nuevas cosas. En la primera Aldia deseoso de aprovechar a los gigantes se hizo con los cuerpos de algunos, con ellos deseaba un objetivo extraño, recrear un dragón. Cada uno de los hermanos busco superar la Maldición a través de medios distintos, pero al final del día ambos buscaron superarla, por tanto era de esperar que estuvieran dispuestos a ayudarse el uno al otro. En su caso, Aldia buscó un camino en los dragones.

Y aquí es donde inicia la segunda. Fuera por la razón que fuera, Vendrick acabó descubriendo la existencia de las tres coronas, cada una perteneciente a un antiguo monarca. Esto posiblemente en su búsqueda de controlar el Fuego, y por tanto, se puede decir que están enlazadas con la Primera Llama. Para decir esto, me baso en dos puntos, el primero es el comentario dado por las coronas cuando las tomas: "La antigua corona conserva un ligero calor."; el segundo es el sentido temático. Vendrick dice lo siguiente: "La oscuridad era vista como una maldición. La sombra no se proyecta, sino que nace del fuego. Y, cuanto más brillante es la llama, más profunda es la sombra. Hereda el fuego y domina la oscuridad. Tal es la vocación de un verdadero líder..."

La primera parte de la cita explica porqué las Hijas de la Oscuridad buscaron a esos reyes específicamente, como lo sería en el caso de Nadalia. Allá donde haya luz, habrá Oscuridad. A su vez, en la segunda parte, Vendrick le explica al Portador de la Maldición cual es la vocación de un verdadero líder, o sea, de un Verdadero Monarca, heredar el Fuego y dominar la Oscuridad. Las coronas al estar enlazadas con la Primera Llama, de donde nacen ambas cosas, cumpliría el requisito, sirviendo como la corona perfecta para un Verdadero Monarca.

El deseo de ambos hermanos se encontraba en Shulva. Sinh el dragón durmiente habitaba el lugar, y a su vez, el Rey Hundido, poseedor de una de las coronas. Aldia quería los restos del dragón, Vendrick la corona, y los ejecutores para lograrlo serían los Caballeros Sangre de Draco. Dirigidos por Sir Yorgh, estos caballeros adoraban la sangre de los dragones, creyendo que con ella podrían obtener una verdadera compresión de la vida y trascender su propia existencia banal. Dejando de lado los intereses compartidos, con Aldia, estos caballeros dejan ver el escudo de Drangleic en el anillo de Sir Yorgh, como si fuera un regalo de uno o ambos hermanos para el mismo con tal de que cumpliera su misión.

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Esto explicaría el porqué Sinh custodiaba la corona, una vez Sir Yorgh se la arrebató al Rey Hundido tras derrotarlo, intentó asesinar a Sinh en vano, muriendo y quedando su cuerpo cerca, posiblemente la corona cayéndosele cerca del dragón durmiente. Al final, el objetivo de ambos hermanos serían en vano. Vendrick por su parte intento, tal vez paralelamente a Shulva, conseguir el resto de coronas. En la Torre de Bruma se pueden ver restos de sus soldados, y en Eleum Loyce sus golems congelados. Nada funcionó. Al final, incluso con esos fracasos, Aldia y Vendrick, aquellos dos que contemplaron la esencia del alma, lograron lo que parecía ser imposible, recrear un Dragón Eterno, no en base a los restos de Sinh, sino con los de los gigantes.

Esto explicaría el porqué Sinh custodiaba la corona, una vez Sir Yorgh se la arrebató al Rey Hundido tras derrotarlo, intentó asesinar a Sinh en vano, muriendo y quedando su cuerpo cerca, posiblemente la corona cayéndosele cerca del dragón durmiente. Al final, el objetivo de ambos hermanos serían en vano. Vendrick por su parte intento, tal vez paralelamente a Shulva, conseguir el resto de coronas. En la Torre de Bruma se pueden ver restos de sus soldados, y en Eleum Loyce sus golems congelados. Nada funcionó. Al final, incluso con esos fracasos, Aldia y Vendrick, aquellos dos que contemplaron la esencia del alma, lograron lo que parecía ser imposible, recrear un Dragón Eterno, no en base a los restos de Sinh, sino con los de los gigantes.

Irónicamente, ese dragón sería un monumento a su fracaso. Fue imposible lograr lo mismo con los humanos. Aunque no se deja claro que aflige a los humanos, que a través de rituales para imbuir a las piedras con la fuerza de los dragones se transforman parcialmente en los mismos, se deja ver que algo no anda bien con ellos, sobretodo en la DS2 Collector's Edition Guide la cual dice lo siguiente sobre los Caballeros Dragón: "Apóstoles trascendentales del Pacto de los Remanentes del Dragón, antes eran humanos pero se han transformado parcialmente en dragones mediante el uso de Escamas de Dragón. Los Dragones inmortales no se ven afectados por la Maldición y la posibilidad de convertirse en uno de ellos ofrece un rayo de esperanza a los No Muertos afectados, pero, ¿A qué precio?"

A su vez, se dice lo siguiente de los Guardianes Draco: "Misteriosos guardianes del Santuario del Dragón que protegen al Dragón Antiguo que habita en su interior. Se desconoce la verdadera naturaleza e identidad de los Guardianes Draco; sus rostros permanecen ocultos bajo sus yelmos de ónice, lo que hace que uno se pregunte por sus orígenes. Se dice que algo oscuro les corroe, ¿podría ser que ellos también fueran humanos?" Cosa que se sustenta incluso más con la descripción que se da a su armadura en el juego: "Una armadura gigante de ónice. Algo oscuro devora a los guardianes draco, eternos vigilantes del santuario."

En un ultimo intento, una nueva criatura nació: La Heraldo Esmeralda. Nacida de dragones e ideada por hombres. Si los hombres no podrían volverse dragones, entonces deberían ser hechos desde un inicio a su imagen y semejanza. De igual forma, esa plan también fracaso. El papel que se le concedió entonces fue el de Guardiana del Fuego, no porqué se esperará que preservara el Fuego, sino porqué se deseó que ella pudiera vencer al destino y con ello poner fin a la Maldición. Al final, todo lo que se pudo idear para terminar temporalmente con la Maldición fue guiar a alguien más hacía el Trono del Querer.

Con ese ultimo fracaso, el enfoque de Aldia cambiaría. Su obsesión con el Primer Pecado llegaría, y buscaría descubrir los secretos de la vida misma a través de los No Muertos. Tal fue la barbarie y fervor de Aldia para lograrlo, que el propio Vendrick le exiliaría en su mansión y con el tiempo, los lazos familiares entre ambos acabarían por marchitarse.

Con esto se marcaría el inicio del fin. La temida Maldición había llegado, los primeros brotes de No Muertos se veían y junto a ella, los gigantes antes derrotados, atravesaron el mar para llegar hasta Drangleic. En un intento desesperado, el Rey Vendrick intentaría varias cosas para contener a la plaga. Reutilizó a la Fortaleza Perdida, antes perteneciente a un viejo rey que creyó que todos sus súbditos eran portadores de la maldición, por lo que decidió encerrarlos a todos y abandonarla para que sus prisioneros se pudrieran junto a su celda. Esto se deja ver con como sus soldados rondan el lugar como guardias. A su vez, contrató a hombres de las sombras para cazar huecos, que más tarde se convertirían a su vez en huecos.

Mientras se trataba de lidiar en vano con los no muertos y huecos, el Señor de los Gigantes junto a sus súbditos. Su objetivo hasta donde se sabe, era la mera conquista del reino, aunque tal vez era un objetivo secundario en pos de llevar una guerra de venganza contra Drangleic y su rey. A su vez, la guerra contra los gigantes duró mínimo tres generaciones. Esto es especialmente importante a la hora de considerar la decadencia de Drangleic hasta su inevitable final. Una guerra así sumada a la Maldición causando estragos era insostenible. Y aunque un guerrero desconocido vencería al Señor de los Gigantes, y con él a su ejercito, ya era tarde para que eso cambiaría el destino del maltrecho reino. Finalmente, los ciudadanos de Drangleic abandonaron el mismo.

Durante todo esté tiempo, poco se sabe de Nashandra y su actuar. Pero su deseo, su insaciable deseo, finalmente mostraría sus garras. Nada más tomar forma humana, se obsesiono con el alma del rey, esto con tal de obtener un recipiente digno según narra el propio Vendrick. Anheló almas y aunque obtuvo fuerza de los gigantes dada su participación e importancia en la primera guerra contra los mismos, deseó más y más. Su objetivo no terminaba ni siquiera en el alma de Vendrick, sino en la Primera Llama. El Trono del Querer posee ese nombre porqué representa tanto el mas grande deseo de Nashandra, como el del propio Vendrick, que deseó poder vencer al destino mismo a través del Fuego.

Incluso hasta el final, Vendrick nunca dejó de amar a Nashandra, llamándola como "Mi querida Shandra". Tal vez es por eso que no la mató, pero aún con todo, decidió al menos ponerle un alto. No había nada que salvar, su reino fue destruido tanto como su propio espíritu, pero la codicia de Nashandra no se detendría sin importar que estuviera en tierra de nadie. Para evitarlo, el rey resguardó su alma en una habitación del Santuario de Amana, que aunque cuidada por un Jinete de Dragón, no sería suficiente para retener a Nashandra y evitar que tomara su alma.

Por tanto, antes de partir a la Cripta de los No Muertos y exiliarse por temor de algún mal por parte de la Hija de la Oscuridad, dejo varías medidas atrás con tal de que esto jamás sucediera. En el Paso del Rey, antes un camino que seguían los guerreros más valientes para demostrar su valía, dejo al Caballero del Espejo vigilando con tal de que nadie pudiera seguirle el paso. Si lograba atravesar al Caballero, aún tendría que obtener su alma en el Santuario de Amana, resguarda en una habitación que solo se abriría con dos condiciones: Primero, su propia muerte; segundo, el que la abriera debería de ser humano. Junto a esto, las Milfanitos, nacidas del Gran Muerto, cantaban para consolar a aquellos atados por la muerte y la Oscuridad. Por lo que ante su canto, posiblemente Nashandra habría entrado en una especia de trance.

Incluso si lograba adentrarse al Santuario de Amana, aún habían varios soldados a su servicio y quien fue considerado como su mano derecha resguardandole. Finalmente la Oscuridad de la Cripta de los No Muertos, la Maldición y posiblemente sus constantes fracasos terminarían llevándole a convertirse en un hueco. Aunque no ha sido mencionado, ahora la descripción del alma del Señor de los Gigantes toma sentido: "Vendrick cruzó los mares, hizo prisioneros a los gigantes y se los llevó de vuelta a su castillo, sujetos con hierro. Sin embargo, tras este modesto triunfo, su semblante se ensombrecía visiblemente cada día que pasaba."

Una vez logró tal cosa, solo le siguieron una sucesión de fracasos y desdichas hasta que finalmente acabaría exiliado de su propio reino en una Cripta donde la Oscuridad lo consumía día tras día. Su deseo se había vuelto polvo, y pronto él le acompañaría, convertido en un hueco, que desnudo, vagaría en su propia tumba incapaz de reconocer a cualquiera que a su lado pasase. El rey que todo lo quiso y nada pudo, ese fue su destino, el de la eterna derrota. Aunque, ese haya sido el final de su historia, hay un ultimo suceso antes de su deceso.

Una persona se presentó ante él a través del Corazón de neblina de cenizas. Era un guerrero, uno que buscaba respuestas como una polilla busca al Fuego. Un Portador de la Maldición. Codicioso anhelaba más, buscaba el Fuego y deseaba el Trono. Ese no muerto pudo alcanzarle, por lo que debería de elegir si mantener el orden de su mundo o destruirlo. Puede que su moral se encontrará destruida, pero aún todo, le habló.

"¿Qué ves en las llamas? Encuentra las coronas, y tus propias respuestas. Las coronas guardan la fuerza de los señores de tiempos pasados. Busca la adversidad. Como te corresponde, buscador del fuego, codicioso del trono." El mismo sería incapaz de guiarle adecuadamente, estuvo ciego y al final no fue mejor que un bufón. El Portador de la Maldición debería encontrar sus propias respuestas y el poco más podría hacer que informarle sobre lo que conocía. Poco a poco, el Portador encontró más y más coronas, y con ellas, Vendrick dijo más y más.

"El fuego surgió, y con él, la disparidad. Calor y frío, vida y muerte, Luz y Oscuridad. La oscuridad era vista como una maldición. La sombra no se proyecta, sino que nace del fuego. Y, cuanto más brillante es la llama, más profunda es la sombra. Hereda el fuego y domina la oscuridad. Tal es la vocación de un verdadero líder..." Incluso si él mismo no pudo hallar ese camino y ya ni siquiera creía en él mismo, sabía que ese camino debía ser el correcto.

Y finalmente, cuando se encuentran por ultima vez, Vendrick le dice lo siguiente al Portador: "Un día, el fuego se desvanecerá, y la Oscuridad se convertirá en una maldición. Los hombres serán libres de la muerte, abandonados a vagar eternamente. La oscuridad volverá a ser nuestra, y en nuestra verdadera forma... Podemos enterrar las falsas leyendas de antaño... Sólo... ¿Es esta nuestra única opción?" Vendrick no era como Aldia que solo ansiaba respuestas, incluso en sus momentos finales, el que una vez fue rey deseó algo más... ¿O es que acaso el éxito del Portador le devolvió un poco la esperanza a Vendrick?

Bien le dice Shalquoir al Portador de la Maldición: "Hace mucho tiempo, Él olía igual que tú. Aunque ya no tanto. Ahora está bastante rancio." Incluso si esto solo se basa en conjeturas, tal vez el Portador le recordó a si mismo, y tal vez por eso le dijo lo que le dijo, deseoso de que él, de alguna manera, pudiera lograr lo que él tanto anheló. Puede que por eso las ultimas palabras que le dijo fueran: "Buscador del fuego, codicioso del trono. Busca la fuerza. El resto te seguirá..."

Trama

Debido al estado Hueco de Vendrick y por consiguiente la incapacidad para dialogar, el jugador debe llevarse el Anillo del rey que se encuentra entre las ropas abandonadas de Vendrick. Tras obtener el anillo el jugador puede optar por ignorar al rey, dejándolo vagar sin fin, o matarlo y poner fin a su miseria.

Las Coronas Perdidas

Con el Corazón de neblina de cenizas, el jugador puede entrar en el Recuerdo del Rey, donde es posible interactuar con el rey Vendrick en su forma humana. Amargado y afligido por sus fracasos, Vendrick le dice al Portador de la maldición que debe buscar las coronas de los antiguos reyes de antaño. Una vez que se posean todas las coronas, Vendrick desbloqueará su poder, haciendo que el Portador de la maldición sea inmune a los efectos ahuecantes de la maldición. El rey aconseja al Portador de la maldición de buscar un tercer camino, más allá de la luz y la oscuridad.

Estrategia

Vendrick tiene una muy alta defensa lo que probablemente haga que esta sea una pelea muy larga. Su defensa puede ser reducida considerablemente mediante la recolección de hasta cinco Almas de un gigante que se encuentran a lo largo de Drangleic. Cada Alma de un gigante reduce a la mitad su defensa. Sin ningún tipo de almas, posee una defensa base 32 veces más fuerte y sufre daños casi insignificantes. Incluso con las Almas de un gigante, Vendrick no debe ser tomado a la ligera. Sus ataques producen enormes cantidades de daño, tienen buen alcance y pueden aturdir al jugador si rueda demasiado pronto a causa del alcance de cada ataque.

Cuando el jugador acceda a la zona de batalla, Vendrick lanzará un orbe rojo que infligirá maldición súbita si toca al jugador. Vendrick sostiene su espada arrastrándola detrás de él, incluso al utilizar sus ataques de corte horizontales. Colocarse cerca de él y moverse por su lado izquierdo hará que sea muy difícil golpear al jugador. A veces saltará hacia atrás para poner distancia entre él y el jugador. Si queda acorralado contra una pared, el jugador tendrá que retroceder para volver a colocarse detrás de él. Un escudo con buena estabilidad puede ser útil, pero no siempre, ya que la mayoría de los ataques de Vendrick drenan rápidamente el aguante.

Una buena manera de abordar la pelea es permanecer directamente detrás o al lado de su pie izquierdo. Si se pone demasiado cerca de una pared hay que tratar de atraerlo de vuelta hacia el centro de la arena.

Notas

• Vendrick no es hostil inicialmente. Se volverá agresivo únicamente al tomar suficiente daño del jugador. Esto se ve afectado por el número de Almas de un gigante en posesión del jugador, por lo que el atacarlo en su encuentro inicial después del combate contra Velstadt no lo volverá agresivo.
• Quemar un Ascua de la adversidad en la hoguera Zanja de los no muertos lo hará reaparecer, aunque a Velstadt también.
• Tras descargar el DLC Crown of the Sunken King y obtener el Corazón de neblina de cenizas, interactuar con la ropa desechada de Vendrick enviará al jugador al Recuerdo del Rey, permitiendo hablar con Vendrick en su forma humana.

Equipamiento y Alma del Rey

Vendrick no soltará nada al morir, a excepción de una determinada cantidad de almas. Sin embargo, su alma y su conjunto de armadura pueden ser encontrados en el Santuario de Amana, detrás de una puerta que sólo puede abrirse tras haberlo derrotado. La puerta se encuentra en la zona comprendida entre la primera y la segunda cabaña en donde el jugador puede encontrar un camino que conduce hacia la puerta. Sin embargo, hay que estar en forma humana para poder abrirla.

Quemar un Ascua de la adversidad en lugar de comenzar el NJ+ no hará que reaparezcan estos objetos nuevamente en el Santuario de Amana.

Galería

Arte conceptual

Vendrick

Música